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Economía

¿Podrán los mercados ofrecer rentabilidades positivas a los inversores en 2023?

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¿Podrán los mercados ofrecer rentabilidades positivas a los inversores en 2023?
Foto: istock

Una vez superada la mayor parte del ciclo de subidas de tasas y con unas valoraciones de los activos notablemente más atractivas que a finales de 2021, 2023 debería ser un año mejor que 2022 para la rentabilidad de las inversiones.

El que está por terminar fue un año difícil para la mayoría de los inversores, que se esforzaron por valorar el impacto de algunos acontecimientos mundiales excepcionales, como la guerra de Ucrania, los efectos persistentes de la pandemia y los drásticos cambios en la política monetaria y fiscal mundial.

Fue un año de subidas de las tasas de interés en muchas economías y de persistentes rebajas del crecimiento en la mayoría. Los inversores no tenían dónde esconderse entre los principales activos financieros, y la mayoría de los principales índices mundiales de renta variable, crédito y deuda pública registraron pérdidas cercanas o superiores al 20% en algún momento del año.

Picos de tipos y recesión

Los regímenes de mercado rara vez cambian con el cambio de calendario. Es probable que los vientos en contra, tanto en el frente de los tipos de interés como en el del crecimiento, persistan hasta bien entrado 2023. Sin embargo, tras la agresiva revalorización de 2022, el alza de las expectativas de tasas parece ahora bastante limitada, lo que sugiere que la mayor parte de las noticias difíciles probablemente se han descontado en los activos financieros.

Aunque esperamos que los bancos centrales de las principales economías sigan impulsando una serie de subidas de tipos en los próximos meses, los de interés oficiales deberían alcanzar su nivel máximo en el primer trimestre en EE.UU. y en el segundo en la zona del euro y el Reino Unido.

Según Paul O’Connor, del equipo de multiactivos de Janus Henderson “aunque parece probable que la inflación siga siendo incómodamente alta para estas economías hasta bien entrado 2023, las preocupaciones de los bancos centrales deberían verse contrarrestadas en cierta medida por la ralentización del crecimiento y el reconocimiento de que el impacto restrictivo total de las anteriores subidas de tipos aún estará actuando en el sistema económico, con los habituales retardos largos y variables”.

Aunque la perspectiva de una relajación de las presiones sobre los tipos de interés debería ser constructiva para los mercados en el primer semestre de 2023, el debilitamiento asociado del crecimiento sigue siendo un reto. Las previsiones de consenso sobre el crecimiento del PIB real para 2023 se sitúan ahora en el 0,4% para EE.UU, el -0,1% para la zona euro y el -0,8% para el Reino Unido.

Estas previsiones contemplan una ralentización en EE.UU. y la eurozona que será la más suave y breve que pueda calificarse de recesión. La salud de los balances del sector privado debería ser una fuente de resistencia en las principales economías, pero es probable que los mercados de la vivienda sean un gran lastre, ahora que el aumento de los tipos hipotecarios en todo el mundo ha llevado la asequibilidad de la vivienda a mínimos históricos.

Dado que muchos marcos económicos fiables apuntan a una recesión en las principales economías en 2023, los riesgos para las previsiones de los economistas parecen sesgados a la baja.

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China es el comodín

Más allá de estas dinámicas cíclicas en las economías desarrolladas, China sigue siendo un comodín potencial para las perspectivas económicas mundiales. Los economistas esperan un repunte significativo del crecimiento chino en 2023, al considerar que el Gobierno acabará abandonando su política de “cero-COVID”. Aunque una reapertura ordenada de la economía china es un escenario alcista plausible para los inversores, incluso la versión más acertada parece poco probable que levante la economía antes de mediados de año.

Un mayor progreso en el desarrollo de vacunas chinas contra el COVID de ARNm podría aumentar la confianza en este resultado, pero es probable, no obstante, que la pandemia siga causando importantes trastornos económicos en los primeros meses del año. Dadas estas incertidumbres y las continuas amenazas económicas y financieras de la corrección inmobiliaria en curso, las perspectivas de la economía china siguen siendo inusualmente impredecibles, con margen para sorpresas positivas y negativas de una magnitud que podría alterar la trayectoria de la economía mundial en 2023.

250 años de historia dicen que hay que comprar bonos

El área en la que más cambiamos nuestros puntos de vista sobre la asignación de activos en 2022 fue la deuda pública. Pusimos fin a nuestra prolongada infra ponderación y ahora consideramos este activo como una posición básica para las carteras multiactivos en 2023. Aunque la perspectiva de tipos de interés en máximos y de sorpresas negativas en el crecimiento es una combinación ambigua para los activos de riesgo, ambas tendencias serían positivas para la duración de los bonos.

Otra consideración cíclica es que la deuda pública suele obtener mejores resultados que la renta variable y otros activos de riesgo cuando aumenta el desempleo, lo que esperamos que ocurra en los próximos trimestres. Aunque es probable que el endurecimiento cuantitativo suponga algunos vientos en contra, el panorama general de la oferta y la demanda parece bastante favorable, ahora que una reducción sin precedentes de la posición de los inversores ha eliminado 14 años de sobre ponderación de la renta fija en las carteras de activos múltiples y ha contribuido a crear una pila de 67 billones de dólares en efectivo de los inversores mundiales.

La deuda pública estadounidense ha arrojado rendimientos negativos durante los dos últimos años naturales. En 250 años de historia, no habíamos visto que esto sucediera tres años seguidos.

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