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El balance del sismo en Turquía se agrava con casi 70 muertos

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Sismo Turquía
Foto: AFP

La esperanza de hallar supervivientes se desvanecía este domingo en el oeste de Turquía dos días después del poderoso terremoto que dejó al menos 69 muertos, mientras los socorristas proseguian recuperando cadáveres de los escombros.

En Bayrakli, la ciudad turca más golpeada en la región de Esmirna, los equipos de rescate seguían buscando posibles supervivientes entre los escombros de varios edificios derrumbados, según constató un periodista de la AFP.

Prueba de que sus esfuerzos no son vanos, durante la noche un hombre de 70 años fue hallado vivo tras haber pasado 33 horas sepultado bajo las placas de cemento, y fue hospitalizado, según el ministro de Salud.

Pero dos días después del sismo de magnitud 7, según el Instituto Geofísico de Estados Unidos (USGS), y de magnitud 6,6, según las autoridades turcas, se hallaban sobre todo cuerpos sin vida.

El sismo, que causó la muerte de dos adolescentes en Grecia, también provocó 940 heridos, según los responsables de los servicios de emergencias turcos.

El terremoto se produjo el viernes por la tarde en el mar Egeo, al suroeste de Esmirna, la tercera mayor ciudad de Turquía, y cerca de la isla griega de Samos.

Fue tan fuerte que se sintió hasta en Estambul y Atenas. Además, provocó un minitsunami que inundó las calles de Seferihisar, ciudad turca situada cerca del epicentro, y barrió las costas de Samos.

– “Milagro” –

Pero es sobre todo en Bayrakli, distrito de 300.000 habitantes, que ha conocido un importante desarrollo demográfico en los últimos años, donde el sismo ha causado más daño.

Según la agencia de Gestión de Emergencias y Desastres (AFAD), se han contabilizado 69 muertos y 940 heridos. Además, 17 edificios se derrumbaron en esta ciudad y las búsquedas proseguían en ocho de ellos.

“Sería un milagro si se encontrara a alguien con vida” declara una mujer, sin noticias de amigos de su familia.

“Los terremotos suelen ser habituales aquí, pero este fue de una intensidad que nunca antes había experimentado”, asegura Ismail Energin, de 73 años, un vecino que durante las últimas noches tuvo que dormir en una tienda de campaña en un estadio de fútbol en Bayrakli después de que su casa quedara afectada.

Prueba de que aún mantienen la esperanza, los rescatistas exigían a veces silencio para poder escuchar eventuales llamados de auxilio.

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