Madre ucraniana ‘se inspira’ en la película “La Vida es Bella” para ‘alejar’ a su hija de la guerra

Ksenia Lunova es una madre de 35 años que, como muchos civiles en Ucrania, ‘pagan los platos rotos’ de las consecuencias de un conflicto de intereses geopolíticos entre dos naciones, como es este caso de Rusia con su vecina nación.

Uno de los mayores percances, claro está, radica en las condiciones de supervivencia que deben afrontar las familias que, obligadas al exilio, deben ‘reiniciar’ una nueva vida.

No obstante, el caso de Ksenia Lunova es inspirador y especial, que junto a su pequeña hija de 4 años, Esenia, ahora viven en un campamento para refugiados cerca a Kiev, según recolecta TN Noticias.

Esenia, hasta hace una semana, sintió ‘en carne propia’ -y de forma prematura- como el conflicto bélico tocó la puerta de su casa en el distrito de Obíjov, ubicado en el oblast de Kiev.

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La vita è bella – ‘Життя прекрасне’

Como estrategia para intentar aislar el conflicto en Ucrania de los ojos de su hija, Ksenia Lunova recrea la mítica película dirigida por Roberto Benigni, “La Vida es Bella”.

Dicho filme, ganador del Premio Óscar en 1999 a mejor película ‘no inglesa’, rememora como un padre (Guido Orefice) debe ‘usar su fértil imaginación’ para ocultar a su hijo que, en los famosos campos de concentración (donde Guido y su familia fueron recluidos durante la Segunda Guerra Mundial), no se viven los horrores que la historia contó.

Ksenia, que manifiesta ser una ‘gran fanática de la película’, nunca imaginó reencarnar la trama del filme para mantener a su pequeña hija lejos del horror de la guerra que desató Rusia en su país.

“Trato de protegerla lo mejor posible de lo que está sucediendo ahora” en Ucrania; “Hay un hermoso filme de Roberto Benigni, ´La vida es bella´. Ahora algunos de los eventos de esta película son la realidad de nuestras vidas”, detalló Ksenia, en declaraciones recogidas por el citado medio TN Noticias.

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Ksenia Lunova continuó contando su particular estrategia, en la que hace todo lo posible para que la pequeña Esenia ‘continúe sintiéndose ser una niña’.

“Yo le digo (a mi hija) que jugamos a las escondidas. Y por cada situación ‘se ganan puntos’ que más tarde ella ‘podrá canjear’ para ‘comprarse lo que quiera’”, cuenta la madre; “Lo primero fue que ganaba 100 puntos si corría al refugio. Quien no llorara y no tuviera miedo, otros 100 puntos. Y así siempre”, añade.

No obstante, no todo se trata de juegos. Lunova también afirma usar métodos creativos para que su hija no sea testigo del más mínimo hecho que ahora acontece a la realidad de Ucrania.

“También hay penalidades. Por ejemplo, quien se acerca a la ventana, pierde”, señaló; “Por las noches hacemos un picnic en el pasillo.Nos tumbamos en el suelo bajo las sábanas y comemos chocolate y manzanas”, cuenta la madre.

Finalmente, la madre confiesa no poder ocultar su impotencia al saber que su hija debe vivir la guerra en una edad muy temprana de su vida.

“¿Cómo se atreve alguien a quitarle la infancia a nuestros niños? Una noche la pasamos en el sótano de la escuela, en un refugio antibombas. Pero ya no hay lugar ahí. Por eso ahora nos escondemos en el pasillo de nuestro edificio,frente a nuestro departamento”, concluye Ksenia Lunova.