La historia del “Pilo” bogotano que recaudó millonaria suma de dinero para ayudar durante la cuarentena

Edwin Antonio Díaz Hilarion es un joven bogotano de 22 años, estudia derecho en la Universidad El Bosque y forma parte del programa Ser Pilo Paga. Actualmente vive en Ciudad Jardín Sur en la localidad Antonio Nariño con su mamá, enfermera del Hospital Militar, y su ahijada. 

Junto a sus familiares creó la campaña “Soy ayuda”. En principio, pensaban brindar apoyo a los trabajadores de la calle por la difícil situación que viven en medio del aislamiento por la pandemia del COVID-19.

La iniciativa empezó gracias a ‘Costa’, el hombre que vigila los vehículos cerca a su institución educativa.

Tras preguntarle qué iba a hacer para estar en casa si dependía de su trabajo afuera “no hubo respuesta, solo una despedida lenta”, cuenta.

Rumbo a su casa surgió la idea: recaudar fondos en Vaki, la plataforma de financiamiento colectivo para causas sociales y ayudarlo no solo a él sino a todos los trabajadores informales que pudiera.

Con su familia evidenciaron la necesidad de más personas y decidieron multiplicar la ayuda para habitantes de calle, desempleados, estudiantes foráneos, perros callejeros, entre otros. 

“Ha sido increíble cómo en un mes hemos hecho tanto, con ayuda de colectivos, de fundaciones, de medios alternativos hemos logrado tener una base de datos de más de 1.000 personas que necesitan nuestra ayuda, entre ellos, desempleados, trabajadores informales, población vulnerable en general”.

En la primera jornada de ayuda repartieron 20 mercados, en la segunda compraron 111 y para la tercera jornada encargaron 300 mercados que incluyen elementos de aseo.

“Para los habitantes de calle compramos elementos de consumo directo como pan tajado, salchichón, leche, galletas. A los trabajadores informales, desempleados, estudiantes foráneos estamos entregando mercados familiares con elementos de cocción, granos, sopas, papel higiénico, crema dental, shampoo”, dice.

Durante este primer mes, alrededor de 400 personas se han beneficiado de esta iniciativa.

Al referirse a las complicaciones que ahora presenta, Edwin y su familia se han encontrado con desabastecimiento de alimentos no perecederos en algunos los supermercados. Otra de las dificultades consiste en las entregas, ya que solo sale con su cuñado y su mamá para repartir, por lo que buscan ayuda de alguna empresa.

Una de las experiencias que más lo ha marcado sucedió en San Bernardo, era tanta la necesidad que hubo aglomeración de personas y por riesgo al contagio tuvieron que salir de allí.

“Las personas sintieron la desesperación al ver que se estaban acabando los mercados y se nos abalanzaron al carro”, relata.

Decidieron ir al barrio 20 de Julio, donde vio a una señora que no parecía habitante de calle y estaba buscando comida en la basura.

“Ver llorar a esa mujer que no tenía dónde estar, no tenía qué comer. Nos dijo que éramos unos ángeles por entregarle esa ayuda. Esto no es nuestro, es de la gente que nos ha podido ayudar”.

Este joven bogotano asegura que han recaudado, a través de Vaki, 50 millones de pesos y han usado el 40 % hasta el momento. ¿Cuál es su plan a mediano plazo? consolidar la fundación.

“Servir. Esto ha sido lo más hermoso de mi vida, me hace muy feliz. Así no esté la cuarentena, la necesidad y el hambre continúa”. 

El proyecto: https://vaki.co/vaki/1584395878520