Ñapa | Dura audiencia sobre los falsos positivos cometidos en Antioquia

La Jurisdicción Especial para la Paz escuchó a más de cien víctimas de falsos positivos, asesinatos cometidos por la fuerza pública, desde el municipio de Granada, en Antioquia.

El propósito principal del encuentro era conocer reacciones sobre las versiones entregadas por el general (r) Mario Montoya, excomandante del Ejército. Él ha sostenido ante la JEP que es inocente y que no participó en falsos positivos, pero la JEP lo investiga por 161 de esos crímenes, cometidos junto con otros 60 exintegrantes de la IV Brigada del Ejército Nacional, entre los años 2002 y 2003.

Durante el encuentro, la magistrada de la JEP Catalina Díaz, cuestionó las que llamó mentiras que han dicho los militares.

«Hemos escuchado ya en todo el caso a más de setecientos militares, otros agentes del Estado, civiles, y cómo fueron presionados a lo largo de la cadena de mando por sus superiores para presentar los cuerpos de estos muchachos, y estas chicas, y estas niñas, y estos niños como supuestos guerrilleros y milicianos dados de baja en combate, lo cual era mentira, como nos lo cuentan ustedes, una y otra y otra vez, que eso era mentira, mentira», dijo Catalina Díaz .

Durante el encuentro, las víctimas no solo catalogaron el relato del general Mario Montoya como mentiroso, también revelaron una grave problemática: muchos de los asesinados en Antioquia fueron adolescentes y menores de edad.

«Voy a contar la historia de mis hermanos, José Lubín y Gilberto de Jesús Galeano. Ellos eran menores de edad, tenían entre 16 y 14 años. Ellos dejaron el estudio para coger un machete y trabajar […] Mataron a mis dos hermanos y al patrón», aseguró Alba Lucía Galeano.

«Él era noble, servicial, atento, dedicado a su estudio, con unos sueños por cumplir […] Él fue acribillado a sangre fría, le colocaron uniforme, una granada, mi hermano fue dado de baja y reportado como miembro de una organización, lo cual es falso. Él fue acribillado a sangre fría, le colocaron uniforme, una granada», dijo Jhon Mauricio Zapata.

«Iba una fila de cinco muchachos buscando refugio y al primero que le dispararon fue a mi hermano Wilson, en la cabeza.  Cuentan también que a mi hermano Carlos le dieron un tiro a la altura de la cintura, quedó vivo mucho rato, le decían que él era miliciano. El niño buscó refugio en una de las casas vecinas», aseguró Marleny Gallo.

Al término de la dolorosa audiencia, los magistrados de la JEP se comprometieron a esclarecer la verdad sobre este cruel episodio.