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Uno, Dos, Tres

Ñapa | Una extraña mezcla de confusión y optimismo rodea la operación de búsqueda de cuatro menores en el Guaviare.

Los dos caninos que iniciaron la operación esperanza ya no están en el operativo, uno se enfermó y otro se perdió

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La llamada operación Esperanza, que adelanta un grupo de militares e indígenas en las selvas del Guaviare para dar con el paradero de cuatro menores que se transportaban en una avioneta que se precipitó a tierra hace 39 días, enfrenta momentos agridulces.

El optimismo tras el hallazgo de algunas huellas, unas tijeras y algunas cortezas de frutas recién consumidas que habrían abandonado los menores elevó los ánimos de los cerca de doscientos militares que participan de la operación de búsqueda y rescate; sin embargo, la desaparición hace ocho días de Wilson, un pastor belga que participaba en la operación de rastreo, provocó desconcierto entre la tropa.

A esto, se sumó la enfermedad de Ulises, otro de los caninos que adelantaba labores de rastreo, y el retorno a sus hogares de varios indígenas que voluntariamente participaban de la búsqueda, quienes decidieron abandonar la zona.

Pero en medio de tanta adversidad, se reportó un hecho que resucitó el optimismo y los ánimos: se trata del hallazgo de una huella de un canino muy cerca de lo que podría ser el rastro de los menores.

Esto, para los expertos que participan de la operación Esperanza, significa que Wilson, el perro experto en rastreo, podría estar acompañando ya a los menores o en el peor de los casos, acompañando sus caminatas a una distancia prudencial.

Ojalá que estas dos hipótesis se conviertan en realidad y se logre el rescate, sanos y salvos, de los cuatro pequeños.

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