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Uribe versión 1987 vs. versión 2016

Hace 29 años la versión sobre la paz de Álvaro Uribe era muy distinta a la actual.

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Uribe versión 1987 vs. versión 2016

Uribe versión 1987 vs. versión 2016

Una de las fechas más tristes de la historia reciente de Colombia fue la del 25 agosto de 1987. Ese día, los sicarios asesinaron en una calle de Medellín al reconocido médico Héctor Abad Gómez y a su amigo y colega de medicina Leonardo Betancur Taborda.

Los periódicos desplegaron en sus primeras páginas el estupor de los colombianos por el ataque a dos líderes generosos y preguntaron a los personajes de Antioquia qué debía hacer el país para salir de esa ola de magnicidios. La respuesta de uno de ellos, la del joven Álvaro Uribe Vélez llamó la atención de los editores. Por eso, imprimieron sus frases…

“Lo fundamental en este momento es lograr un consenso nacional por la paz liderado por el gobierno, que nos compromete a todos los colombianos, especialmente a los sectores que están participando en esta orgía de sangre, a silenciar las armas…” (Álvaro Uribe Vélez, Liberal-Antioquia, 27 agosto 1987)

Por si quedan dudas, el liberal Uribe Vélez que aseguró que era indispensable lograr un consenso nacional por la paz, es el mismo que hoy hace campaña por el No al acuerdo de paz

Hace 29 años, la versión fresca de Álvaro Uribe pensaba de otra manera, increíble si se ve desde la perspectiva del año 2016: “La paz no la rescatamos militarmente, la paz no la rescatamos a la brava, la paz solo la podemos rescatar si se comprometen, los grupos enfrentados a abrir una seria estrategia de reconciliación nacional”. (Álvaro Uribe Vélez, Liberal-Antioquia, 27 agosto 1987)

Una estrategia de reconciliación nacional por parte de los grupos enfrentados es lo que, precisamente, necesita Colombia en el siglo XXI. Contradicciones en que caen los políticos de oportunidad.

La candidata a jueza de jueces

La viceprocuradora Martha Isabel Castañeda, quien actúa por estos días como procuradora general encargada en reemplazo de su destituido jefe Alejandro Ordóñez, prepara pista de aterrizaje en otro organismo oficial en vista de que, en todo caso, ella deberá retirarse del Ministerio Público a más tardar, en diciembre próximo, puesto que en enero se posesiona el nuevo procurador.

No obstante el poderoso puesto que hoy ocupa, la viceprocuradora tuvo que presentarse ante los magistrados del Consejo Superior de la Judicatura como lo hicieron 47 postulados más que también aspiran a sentarse en la silla, todavía caliente, de Ordóñez.

Acusando el golpe de las controversias públicas que ha dejado su gestión, Castañeda gastó tiempo precioso en defenderse de la prensa en lugar de describir lo que haría si fuera elegida magistrada de la naciente Comisión de Disciplina Judicial que se creó en la reforma de equilibrio de poderes.

Noticias Uno reveló, en junio de 2015, un documento redactado en el despacho de la viceprocuradora aspirante a magistrada, en que, presentaba su defensa del entonces investigado Jorge Pretelt.

“Canal Uno cogió un documento de un proyecto de una postura que íbamos a revisar… era un borrador (…) Fue filtrado por un despacho e indebidamente utilizado por Noticias Uno porque no era oficial”.

Pese a las alteradas declaraciones de Castañeda, al final del proceso contra Pretelt en Cámara y Senado, la postura de la Procuraduría fue exacta a la que presentó Noticias Uno un año atrás.

Si la doctora Castañeda aspira a ser jueza de los jueces del país, más le valdría empezar por no maquillar sus posiciones o su credibilidad terminará lesionada.

No todos son iguales

Hace un par de años, en octubre de 2014, la Corte Suprema fue cuestionada por la opinión pública porque su presidente Luis Gabriel Miranda se enfrentó a gritos con unos agentes de policía de tránsito que, cumpliendo con su deber de proteger a la ciudadanía, pidieron la identificación del hijo del alto dignatario y su novia cuya camioneta les pareció sospechosa por la hora y el sitio en que estaba aparcada.

Pese a su investidura y al mal ejemplo que dio, el magistrado nunca se disculpó… Pero ese incidente no fue el único. Hace un mes, esta imagen de una camioneta blindada que invadió el carril exclusivo de Transmilenio en Bogotá, fue divulgada por el alcalde Peñalosa quien se llevó una desagradable sorpresa cuando supo que estaba asignada a otro magistrado de la Corte Suprema: Fernando Castro Caballero. El togado Castro envió, mediante terceras personas, una versión poco creíble: que se había desmayado, que había ordenado pasar a ese carril porque iba de urgencia para la clínica. Y que nunca llegó a un centro de salud porque se mejoró en la mitad del camino. Castro tampoco presentó disculpas.

Y la semana pasada se conoció este tercer video de dos camionetas usando el carril exclusivo de buses de la carrera Séptima. Eran conducidas por los escoltas del magistrado Eyder Patiño, de la misma corte. Pero su caso no es igual. Contrasta con los anteriores… A la pregunta de Noticias Uno, el togado respondió de inmediato.

“He solicitado por escrito, a los dos conductores, las explicaciones correspondientes. Así mismo, hace pocas horas dispuse el pago de los comparendos y los directamente comprometidos asistieron al curso de pedagogía… de las normas de tránsito…”.
Y agregó:
“Lamento profundamente el incidente…”.

El magistrado Patiño hizo honor a su cargo y resguarda su buena fama y la de, al menos, una parte de la Corte Suprema. Una cosa es equivocarse. Cualquiera puede caer en error. Otra cosa es creer, vanidosamente, que los ciudadanos no merecemos una explicación y persistir en el acto conocido como abuso de poder.





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