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¡Qué tal Esto!

Remodelar para demoler.

Para la ampliación del aeropuerto El Dorado de Bogotá, se contrató inicialmente ampliación y remodelación… Pero hace unos días se resolvió que había que demoler– Lo grave es que la decisión se tomó justo cuando estaban terminando de remodelar, obra, que costó 8 mil millones de pesos, y que abrirá paso a la demolición.

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Remodelar para demoler.


Esta es una historia de improvisación y despilfarro que está sucediendo ante los ojos de todo el país. Inicialmente se contrató la ampliación del aeropuerto Eldorado de Bogotá, contando con la ampliación y remodelación del actual Terminal, Pero hace unos días los contratistas y el gobierno resolvieron que había que demoler el actual edificio. Esto, desde luego, le costará una suma muy importante a los contribuyentes, sin embargo, lo más grave es que la determinación de tumbar Eldorado se tomó justo cuando estaban terminando las tareas para remodelarlo. Esas obras, que costaron al menos 8 mil millones de pesos, se irán a la basura porque la remodelación abrirá paso a la demolición.

Desde esta madrugada los bogotanos estrenan terminal aéreo.   Está ampliado 7 metros hacia afuera, tiene una nueva cara, mayor capacidad e innova con un moderno sistema de pasajeros.   una obra que le costó a los bogotanos.   la cara del “nuevo dorado” -como se llama ahora-, mejoro notablemente, y aunque todavía las obras no acaban,   Opain, el consorcio encargado de modernizar el aeropuerto tiene su explicación.   pero tanto la generosidad del consorcio, como los 8mil millones de pesos se van a ir al traste pues, lo triste es que el bonito y recargado aeropuerto en tres o cuatro años, por orden presidencial será demolido.   pero si.   Opain debera tumbar lo que acaba de remodelar.   Aunque casi nadie lo entienda   Ni siquiera otros oferentes que hace un año licitaron lo mismo, pues para ellos las condiciones del contrato simplemente cambiaron.   Para Opain, la cosa es totalmente legal pues existe una cláusula que obliga a tal alternativa, y para Wel gerente de la obra, los miles de millones de pesos invertidos, que se van a demoler, son mas bien poco.   Pero otra cosa piensa el presidente del consorcio.   Lo cierto es que demoler encarece los costos, y la concesión que inicialmente estaba planteada a 20 años por 600 millones de dólares deberá extenderse y eso también le costara a los bogotanos.

Y como aun no se sabe por cuanto tiempo ni por cuanta plata será la extensión, aterrizarlo quedara en manos de 3 designados, Juan Carlos Echeverri, oscar Orduz, y Ramiro valencia Cossio, los llamados “componentes amigables” encargados de ponerle precio al increíble sobre costo que significo remodelar para luego demoler.

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