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Top Secret

Top Secret febrero 07 de 2016

La protagonista semioculta del escándalo de la Defensoría del Pueblo.

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Top Secret febrero 07 de 2016


Entre buenos amigos

Una noticia lateral a la de los escándalos por acoso laboral y sexual que tumbaron al defensor del Pueblo, es la que relaciona a la abogada María Fernanda Guevara tanto con Otálora como con el actual ministro de las TIC, David Luna.

Guevara, una joven muy agraciada y vivaz, fue mencionada como una persona muy cercana a Otálora, muy influyente en la Defensoría y, al parecer, con tan malos tratos con sus compañeros como los que se le atribuyen a él.

En cuanto se publicó la primera columna de Daniel Coronell sobre el acoso laboral de Otálora a sus empleados, María Fernanda Guevara inició su proceso de retiro de la Defensoría, tal vez para evitar más menciones de su nombre, pero simultáneamente tramitaba su ingreso al ministerio de las Tic, a cuya cabeza está David Luna, quien en conversación con Noticias Uno dijo que es buen amigo tanto de Otálora como de Guevara y quien también admitió que terminó llevándola a trabajar a su lado. En efecto, la hoja de vida de la afortunada abogada fue publicada en el portal de la Presidencia en noviembre pasado y en enero ya había sido designada asesora grado 15 del despacho del ministro, uno de los más altos de esa entidad.

El currículo de Guevara indica que hasta cuando llegó al ministerio no había tenido sino un solo jefe en su trayecto laboral: en 2008, tres años antes de graduarse, ya era abogada auxiliar del bufete privado de Otálora. Entre 2010 y 2012 laboró en la Sala disciplinaria del Consejo superior de la Judicatura, cuando el exdefensor era magistrado allí. Entre 2013 y 2014 trabajó en la Defensoría, de nuevo con Otálora, como profesional especializada y en 2014 hasta finales de 2015, fecha del primer escándalo, fue ascendida al cargo de asesora, mismo que se le otorgó en el ministerio.

El ministro contó que después del segundo escándalo de Otálora por acoso sexual, ella decidió renunciar al ministerio y ya no trabaja allí. En todo caso, la meritocracia no fue la vía para que Guevara obtuviera puestos en tan altas entidades del Estado y tampoco fue, precisamente, la que la hizo desaparecer de ellas.

Movimiento latino

Doña María Clemencia Rodríguez de Santos no aguantó las ganas de moverse al ritmo de Delirio, la agrupación caleña mezcla de salsa, circo y orquesta que se presentó en Washington durante la reciente visita de Juan Manuel Santos al presidente Obama.

La primera dama rompió la rigidez del protocolo que, en cambio, mantuvieron, sonrientes pero tiesos y majos, sus hijos y su marido quienes observaban el espectáculo desde un balcón privilegiado…

En platea, los demás colombianos que fueron a conmemorar 15 años de creación del Plan Colombia, se divertían con actitud más desenfadada… o intentaban hacerlo, tratando de seguir el endiablado ritmo de los bailarines.

Tal vez, la esposa del presidente tenía la esperanza de que alguien la sacara a bailar pero la distancia y la prudencia lo impidieron… No fue la única vez que ella actuó como le dictaban las ganas. Horas antes y durante uno de los encuentros de Santos con la prensa, la primera dama le rapó el celular a una de sus colaboradoras para tomarle fotos a su marido. Calculó bien, acercó la imagen, enfocó y listo. Repitió y volvió a repetir, ni que estuvieran de luna de miel, susurraron algunos presentes.

El periplo presidencial

El presidente también modificó puntos de la agenda que le había organizado el Departamento de Estado como invitado oficial de presidente de Estados Unidos. A la salida del bailoteo de Delirio.

Santos tenía previsto dirigirse a Blair House, la casa de huéspedes en donde el mandatario norteamericano aloja a los visitantes ilustres. Blair House es una edificación que hacer parte del complejo urbanístico de la Casa Blanca. Data de 1824 y tiene elegantes salones, comedores y alcobas para un total de 119 habitaciones, mucho más amplia y, para algunos, más clásica, que la residencia del presidente. Por eso este la utiliza para reuniones diplomáticas o simplemente para trabajar.

Santos decidió darse una caminadita en vez de trasladarse en las camionetas blindadas que lo esperaban a la salida del teatro. Apenas salió, puso a correr a los agentes y a los camarógrafos.

Al principio iba acompañado solo por el ministro de Hacienda quien descollaba sin dificultad por su gran estatura… las largas piernas del ministro pusieron a caminar a marchas forzadas a su jefe, el presidente, y a quienes se les iban uniendo en su recorrido.

Otro que apareció en el trayecto, fue el ministro de Defensa a quien los reporteros casi no reconocen por su pinta de invierno: grueso y largo abrigo y, sobre todo, un elegante sombrero de paño que semiescondía su cara y protegía del frío su cabeza desprovista de pelo.

Al final llegaron a las escalinatas de Blair House, las mismas que han sido utilizadas por personajes de la talla de la reina Isabel de Inglaterra y su marido, el príncipe Felipe de Edimburgo.




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