La ya tirante relación entre el presidente Iván Duque y la alcaldesa de Bogotá Claudia López está en un punto crítico.
Todo, por cuenta del acto de perdón y reconciliación que organizó la alcaldesa, al cual no pudo asistir el presidente.
Resulta que la alcaldesa invitó al presidente Duque mediante un correo electrónico que envió a las dos de la tarde del sábado.
Los asesores del mandatario le recomendaron que no fuera, entre otras razones, porque temían que fuera «una encerrona».
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Se delegó al comisionado para la paz, Miguel Ceballos, y a la consejera para los derechos humanos, Nancy Patricia Gutiérrez, para asistir.
Al llegar a la plaza de Bolívar, los dos delegados se sorprendieron al ver una silla asignada al presidente Duque; sin embargo, el comisionado se sentó allí y de inmediato, un funcionario de la Alcaldía recibió la orden de poner a toda prisa otra silla con el nombre del presidente Duque.
Lo sucedido generó desazón en la Presidencia; un alto funcionario de la Casa de Nariño dijo: «Ella pregona reconciliación, pero con este acto hizo todo lo contrario».
Pese a la situación, el presidente Duque dio una orden categórica: hay que prestar todo el apoyo que necesite la alcaldesa para enfrentar el vandalismo, manejar la pandemia y reactivar la economía… ¡sin rencores!